miércoles, 19 de enero de 2011

algún día.

Seguiré esperando, como quien no espera encontrarse un insecto debajo de una piedra. Dispuesta a conllevar la sorpresa que eso supone, y sobretodo intentando descubrir que es lo que el camino me depara. Sea lo que sea no se puede pensar que mañana será otro día, sea cierto mañana es un hoy dicho un día mas tarde.
Un papel donde una fecha marca el destino, la hora de salida y la de llegada, una impresión que crea tu mente en cuanto el aeropuerto de la señal de salida para que todos estén a sus puestos. Una señal que indica que en tres horas y media el amor de tu vida te verá de arriba abajo.
Tres horas para pensar que en media hora llega, poder opinar todas las posibilidades que existen de saludar a una persona, también las posibilidades de pensar que no vales lo suficiente como para dar una buena primera impresión o incluso te planteas irte.
Pero aguantas delante del detector de metales que hay en cada aeropuerto.
Le ves cogiendo sus maletas y buscarte con la mirada. No, no sabes que hacer… ya está muy cerca y tu corazón cada vez late más fuerte.
De pronto el te encuentra y sonríe, deja las maletas a un lado y… las mil y una forma que planeaste para saludarle se disolvieron, porque el ya estaba abrazándome, y eso me hizo dar cuenta de que yo tenia razón. Él era lo que yo más quería en el mundo, y yo… lo que mas quería él.

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